La idea de un Estado (México) unificado que persigue a los criminales es “pura pantalla”, dice The New Yorker


A cuatro días de los comicios, la revista estadunidense The New Yorker  en su edición correspondiente al mes de julio dedica un amplio espacio a la lucha contra el narcotráfico emprendida por el presidente Felipe Calderón y, a la luz de los resultados alcanzados, concluye que en el país se vive “una guerra de baja intensidad”. Con el título de The Kingping (pez gordo, en español): la lucha por Guadalajara, el texto escrito por William Finnegan analiza las acciones realizadas por las administraciones federal y estatal para combatir el crimen organizado, particularmente en el estado de Jalisco, actualmente gobernado por el PAN. 

De su análisis, The New Yorker  afirma que México vive una “guerra civil de baja intensidad” que se libra principalmente en pueblos y ciudades de la que no se salva la población civil. Por ejemplo, cita los casos del incendio en el Casino Royal, registrado en Monterrey, Nuevo León, la matanza de Boca del Río, Veracruz, y los granadazos en Morelia, Michoacán, la noche de un 15 de septiembre, entre otros hechos. Dice la revista estadunidense: “La parte más débil de la estrategia del ‘kingping’ es la fragmentación de los narcotraficantes en grupos más pequeños ultraviolentos y en guerra. Esta versión de policías y ladrones de la guerra contra las drogas, no puede, en ningún sentido, tomarse a la ligera. La idea de un Estado unificado que frenéticamente persigue a los chicos malos es pura ‘pantalla’. 

“Calderón ha seguido la estrategia del “kingping” como las cartas que Estados Unidos usó en el Irak después de Saddam”. En su reportaje, Finnegan destaca que uno de los objetivos primarios del presidente Calderón en la lucha contra el narcotráfico es atrapar a Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, quien precisamente escapó de la prisión federal de Puente Grande, Jalisco. Sin embargo,  dice, un mar de dudas existen al respecto: “Nadie cree que el gobierno está ejerciendo su autoridad hoy en México. 

No está claro si quiera que el capturar o matar a El Chapo  Guzmán traería a la administración de Calderón una inesperada ganancia de popularidad, por no hablar de que ayude al PAN recuperar el terreno que necesita para ganar la inminente elección presidencial. “En Guadalajara, el pasado mes de marzo se produjo un ataque a gran escala del Ejército, con helicópteros, cerca del centro de la ciudad. Los militares trataron de sellar la zona habitada. Los narcos respondieron con el secuestro de veinticinco camiones y autobuses municipales, es prendieron fuego, y bloquearon las principales avenidas de la ciudad. “El Ejército, cada vez más reservado y desconfiado, con justa razón, de gobierno estatales, no informó de sus planes ni al gobernador, ni al alcalde, ni a la Policía Estatal, ni la Policía Municipal, ni de la Policía Federal de sus planes. 

Los tapatíos tuvieron que permanecer escondidos en sus casas y lugares de trabajo, llamando y enviando correos electrónicos unos a otros, esperando en vano por información por parte del gobierno mientras veían como el cielo se llenaba de humo y de sirenas”. El reportaje consigna también que “en México, generalmente es imposible saber quién está detrás de algo –una masacre, una candidatura, un asesinato, la captura de un jefe criminal, un ‘descubrimiento’ de corrupción de alto nivel”. En cualquiera de los casos, prosigue, la verdad es fluida y compleja para ser definida o se mantiene en la oscuridad para cualquiera que no está directamente involucrado en manipular hechos. Esto explica por qué –dice– una ciudad (Guadalajara) que se entiende está ampliamente controlada por un grupo criminal de corte internacional (el Chapo Guzmán’) puede ser considerada a si misma como refugio de la cultura y viabilidad comercial”. 

Finnegan sostiene asimismo que los seis años de Felipe Calderón están por terminar y esta elección puede verse con justa razón como un referéndum de su ofensiva militar contra la delincuencia organizada, que ha costado la vida a aproximadamente 50 mil personas y que ha dejado el país psicológicamente maltratado. “El Partido Acción Nacional (PAN) de Calderón está muy atrás en las encuestas. Su candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, realiza su campaña con el ‘slogan’ de ‘’Josefina Diferente’ esperando distanciarse de Calderón, pero ella trabajó en su gabinete y sus propuestas para recuperar la seguridad no son notablemente diferentes de las actuales. En otra parte de su reportaje, Finnegan duda de la forma en que tanto PGR y Ejército informan de los hallazgos de narcolaboratorios en Jalisco y los números reales de los decomisos que ponen en tela de juicio a dichas instituciones. 

Sobre el candidato de la coalición PRI-PVEM, dice: “La plataforma de seguridad de Peña Nieto tampoco es especial. Él eventualmente regresará al Ejército a sus cuarteles y, como lo hace cualquier presidente electo, renovará la policía (…) Haber quitado el corrupto y autoritario PRI en el 2000, fue un gran momento para la democracia en América Latina. Ahora parece que los votantes mexicanos están preparados para traer de nuevo al Partido”. Y de Andrés Manuel López Obrador, el candidato el Movimiento Progresista, escribe: “El candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, el popular exjefe de gobierno de ciudad de México, que estuvo cerca de ganar la Presidencia en 2006, este año se ha movido (ideológicamente) hacia el centro, dejando a un lado su retórica de confrontación”.

Fuente SINEMBARGO.MX

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