Implicaciones de la banda de 2.5 Ghz


Por: Jorge Fernando Negrete P. ( @fernegretep)*



El secretario de Comunicaciones y Transportes, Dionisio Pérez-Jácome, anunció que no refrendaría las concesiones vencidas de MVS en la banda de 2.5 Ghz e inicio el procedimiento de rescate de todas las concesiones vigentes en esa misma banda para su reordenamiento.



Para qué sirve

Lo primero que hay que decir es que la banda de 2.5 Ghz fue identificada desde 2000 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones como propicia para las comunicaciones avanzadas. En 2007 emitió una recomendación a los gobiernos y definió que la banda de 2.5 Ghz era óptima para prestar el servicio de banda ancha móvil.

A diferencia de otras bandas del espectro como la de 800 Mhz, 1.7 Ghz y 1.9 Ghz (bloques de estas dos últimas asignadas en las pasadas licitaciones 20 y 21), las cuales se utilizan primordialmente para prestar servicios de voz, la de 2.5 Ghz es sobre todo para datos, los cuales se transportan a alta velocidad y en elevadas capacidades, sobre todo en ciudades densamente pobladas.

El crecimiento en la demanda de datos (especialmente el consumo de video en línea) se debe a la cada vez mayor proliferación de teléfonos inteligentes y tabletas. Estimaciones de empresas como Ericsson consideran que ocurrirá un incremento diez veces mayor en la transmisión de datos móviles para 2016. El desarrollador sueco ha proyectado que para ese año se llegará a 5 mil millones de suscripciones de banda ancha móvil, en comparación con los 900 millones de abonados a finales de 2011. Ericsson plantea que el tráfico de datos móviles crezca en promedio 60 por ciento entre 2011 y 2016.

Lo anterior viene a cuento porque en el actual y futuro ecosistema móvil, a falta de una tecnología “universal” o estándar, las bandas del espectro son complementarias. Los operadores buscan ofrecer el servicio a sus usuarios en cualquier banda y así no perder mercado. Ya se fabrican teléfonos celulares multibanda, que reciben el servicio independientemente del operador que lo provea, sólo por la ventaja técnica de identificar una frecuencia o banda.



Los intereses

Por eso resulta comprensible la solicitud de filiales y asociaciones vinculadas a Televisa de rescatar y licitar la banda de 2.5 Ghz. Además, los actuales operadores móviles ven con entusiasmo la posibilidad de adquirir bloques nacionales de espectro en la 2.5 Ghz en caso de que se rescate y licite, para resolver su problema de saturación de redes en las grandes urbes y para participar de un creciente, prometedor y lucrativo mercado. Otros operadores como empresas de TV restringida podrían adquirir bloques regionales y seguir explotando su mercado local cautivo.

En 1989 Multivisión obtuvo sus primeras concesiones en esta banda, a solicitud de la empresa. Posteriormente, fue sumando frecuencias mediante licitaciones públicas y adquisiciones a otros concesionarios. En total, MVS concentra 190 Mhz a través de 60 concesiones. Algunas de ellas comenzaron a vencer en 2005 y a finales de 2009 eran 20 las concesiones vencidas, equivalentes a 12 por ciento de todas ellas en la banda de 2.5 Ghz.

La empresa ha solicitado en tiempo y forma sus concesiones. La Ley Federal de Telecomunicaciones determina que la autoridad debe resolver en un plazo de 180 días naturales; sin embargo, fue en diciembre de 2011 cuando la SCT notificó a MVS que no refrendaría las concesiones vencidas. MVS ha interpuesto más de 120 amparos para obtener sus refrendos. Es decir, casi seis años después se produjo la respuesta de la autoridad ante una clara omisión y negligencia que genera incertidumbre jurídica y retraso al sector.

Es verdad que MVS concentra 90 por ciento de esa banda, pero lo que no se dice es que desde 1996 la Cofetel eligió el modelo irlandés que asigna 190 Mhz a un solo concesionario para en su momento competir con los cableros y para evitar interferencias.

Además, esa concentración no es negativa per se cuando en el caso específico de MVS representaría el ingreso de un nuevo operador al mercado de la banda ancha móvil; la penetración de este servicio a marzo de 2012 era apenas de 7.66 por ciento, equivalente a 8.6 millones de accesos móviles; cuando los actuales operadores ya concentran importantes bloques y bandas del espectro y porcentajes relevantes del mercado móvil y de banda ancha, y cuando la política pública debiera estar orientada a ampliar la cobertura de servicios de telecomunicaciones y no a favorecer a los operadores actuales, mucho menos a solicitud expresa de algunos de algunos grupos empresariales. La SCT busca el rescate por razones de subutilización y reordenamiento de la banda, pero en la pasada licitación 21 quedaron desiertos 30 Mhz de cobertura nacional en los 1.7 Ghz.

Al respecto, el inicio del procedimiento de rescate de la banda de 2.5 Ghz ocurre sin que la autoridad sepa cuáles serán sus usos sociales y comerciales, es decir, sin una política pública robusta y planificada, sin conocer los objetivos, los supuestos beneficios, ignorando incluso la contraprestación mínima de referencia con base en el mercado mexicano y las necesidades de despliegue masivo de banda ancha, sin saber si ya contamos con los dispositivos que soporten las tecnologías en las cuales opera la 2.5 Ghz, y sin saber si el grueso de la población tendrá acceso económico a esas terminales o sólo los usuarios de mayor poder adquisitivo.

En la desastrosa política actual se encuentran casos como que el gobierno se preocupó por salvaguardar la televisión abierta y su modelo de negocios (cada día más obsoleto como el la televisión por microondas en el caso de MVS) a través de la transición a la televisión digital, otorgándole a los concesionarios un canal espejo para experimentar y migrar a la digitalización, pero preservando su mercado, reproduciendo señales por efecto de la multiprogramación e incluso haciéndolo prosperar aún más, pues en el futuro podrán ofrecer servicios adicionales de telecomunicaciones. Esto mismo no se previó para operadores como MVS, que la tecnología y el mercado le permitirían ofrecer banda ancha móvil a través de la banda de 2.5 Ghz.

La autoridad tampoco ha precisado si la licitación de la banda de 2.5 Ghz tendrá o no fines recaudatorios, es decir, si el espectro será caro para que los operadores trasladen ese costo a los usuarios finales. Recordemos que el argumento para licitar los dos hilos de fibra oscura de la Comisión Federal de Electricidad por 883 millones de pesos, y un bloque de 30 Mhz de la banda de 1.7 Ghz en la licitación 21 por 180.3 millones, es que la “política pública” no tenía fines recaudatorios. En cambio, en la 2.5 Ghz el argumento parece ser otro y por eso la SCT rechazó las diversas propuestas operativas y económicas de MVS, una de las cuales contemplaba al propio gobierno como socio-accionista, lo que le hubiera generado mayores ingresos por operación que por recaudación de impuestos.



Experiencia en América Latina

La referencia en América Latina es Chile y Brasil, que este año licitaron su banda de 2.5 Ghz. En ambos países ocurrieron varias coincidencias: existe política pública de telecomunicaciones para fomentar la conectividad, el espectro lo ganaron los actuales operadores móviles y la autoridad definió obligaciones precisas de cobertura en zonas rurales, para que los servicios beneficien a más usuarios.

En Brasil se recaudaron mil 420 millones de dólares y en Chile 12 millones 470 mil dólares. Estas cifras indican que la autoridad evaluó el mercado y las necesidades precisas en cada país. En Brasil el mercado móvil está relativamente repartido entre cuatro operadores principales, y el apetitoso negocio que representan para las telecomunicaciones el Mundial de Futbol y los Juegos Olímpicos justifica una fuerte puja en la licitación y montos ascendentes en la subasta.

En cambio, Chile ha sido pionero en el despliegue de redes, en Sociedad de la Información y para la banda de 2.5 Ghz el regulador impuso conectividad en 543 localidades aisladas en un plazo máximo de dos años como contraprestación al Estado.

Las versiones en México indican que la Secretaría de Hacienda buscaría recaudar mil 200 millones de dólares. ¿Cuáles son los criterios para fijar esa contraprestación? ¿Cuáles serían las obligaciones de cobertura social? ¿En cuánto tiempo ocurriría el despliegue de la red? ¿Cómo se beneficiaría la telesalud, la educación a distancia, el e-gobierno y el teletrabajo? ¿Cuántos accesos móviles se sumarían cada año? ¿Cuánto se reducirían las tarifas?

Algunos dirán que esos detalles se detallarán en las bases de la licitación de la banda de 2.5 Ghz una vez que haya sido rescatada. Algunos pensamos que esas y otras respuestas debieron estar contempladas en una política pública integral al inicio de la actual administración y no pretender “resolver” a menos de cuatro meses de que tome posesión una nueva administración a la que, además, se le avienta una “papa caliente”…

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