Grandes bebedores son más propensos a complicaciones posquirúrgicas



Las personas que beben más de un par de copas por día tienden a padecer más complicaciones después de una cirugía que los que no beben o no se exceden con el alcohol, según una revisión de estudios pasados.




El análisis confirma que "el alcohol y las cirugías son una mala combinación", dijo por e-mail Bolette Pedersen, del Centro de Promoción de la Salud Clínica de Bispebjerg y del Hospital Universitario de Frederiksberg, Dinamarca.

Pero no está claro qué efecto tendría sobre el pronóstico posquirúrgico si un paciente deja de beber antes de la intervención, según comentó Pedersen, que no estuvo involucrada en la revisión.

Las infecciones y la demora en la cicatrización de las heridas fueron las complicaciones más comunes asociadas con el consumo excesivo de alcohol, según explicó la autora principal de la revisión, Marie Eliasen, del Instituto Nacional de Salud Pública de la Universidad del Sur de Dinamarca en Copenhague.

Eliasen y su equipo examinaron los resultados de 55 estudios sobre el consumo de alcohol previo a intervenciones quirúrgicas y las complicaciones posquirúrgicas hasta 30 días posteriores a la cirugía.

Los estudios habían incluido cirugías de cabeza y cuello, abdomen y ortopedia por una amplia gama de afecciones que no estaban asociadas con el uso del alcohol.

Los pacientes que bebían excesivamente antes de la operación, incluidos aquellos que eran alcohólicos, eran dos veces más propensos a morir en los 30 días posteriores a la intervención que los que no bebían, aunque el riesgo de morir variaba enormemente con el tipo de cirugía.

Los grandes bebedores también resultaron un 73 por ciento más propensos a desarrollar infecciones posquirúrgicas, un 80 por ciento más proclives a tener dificultades respiratorias y un 29 por ciento más predispuestos a quedar internados en terapia intensiva que los que no beben, según publica Annals of Surgery.

Esa asociación fue más fuerte en las cirugías abdominales (vejiga, hígado, estómago) que en otras operaciones.

La ingestión de alcohol baja a moderada ¾tomarse una o dos copas por día¾ no estuvo vinculada a las complicaciones postoperatorias, pero sólo pocos estudios abordaron a ese grupo, dijo Eliasen.

El abuso del alcohol por un tiempo prolongado compromete al sistema inmunológico, lo que aumenta la vulnerabilidad del organismo a las infecciones, agregó.

"Además, el alto consumo de alcohol eleva la respuesta endocrina al estrés quirúrgico, lo que podría agravar las enfermedades existentes y reducir la coagulación sanguínea. Esto aumenta el riesgo de sangrados y demora los procesos de curación de las heridas", agregó.

Los estudios revisaron el consumo de alcohol en diferentes extensiones de tiempo, desde meses a años, de modo que no está claro cuál duración de uso del alcohol lleva a mayores riesgos o cuándo el hábito de beber de un paciente tiene los mayores efectos.

Pero es probable que mientras más se bebe, más rápido aparecerán los riesgos adicionales, sostuvo Eliasen.

Un estudio previo concluyó que los riesgos postoperatorios declinaban cuando los pacientes dejaban de beber cuatro o más semanas antes de la cirugía, agregó.

Aunque parezca de sentido común, a veces los médicos no les recomiendan a sus pacientes que dejen de beber alcohol antes de una operación, observó Eliasen.

Pedersen comentó que son pocos los pacientes a los que se les ofrece un programa para dejar de beber durante el proceso de preparación para la cirugía. Es mucho más común que se los aliente a dejar de fumar.

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