El dominio sobre nuestro ser, el cuestionar al cuerpo como destino y el modificarlo en nuestra búsqueda de satisfacción a contracorriente de la familia, la cultura y… el cine nacional.
El niño actor Pinolito que personificaba al hijo de la actriz Katy Jurado en el filme Fe, esperanza y caridad, es parte de la dinastía de un periodo de renovación de nuestro cine mexicano (que muere ante el advenimiento de su corriente ficheril). Pinolito –o Fernando, o Raphaelito, o Lucha Villa- se encuentra hambriento de verdad como sus personajes, ante una historia familiar de tragedia constante y su propia realidad fantástica que lleva el curioso nombre de Coral Bonelli, con el que afronta al mundo con un fantástico humor negro y una valentía inaudita en un país y una industria cruel del entretenimiento que se retuercen en la doble moral del machismo y sus travestidos nexos con la vida nocturna y el cine.
El cortometraje de Fiesco, David, fue el primer corto gay producido por el Imcine y también el primer trabajo mexicano en inaugurar un Festival Mix, por lo que en nuestro Mix Dominio es un orgullo identificar nuestro espíritu en este filme extraordinario que desafía el género fílmico, el sexual y -junto con sus personajes- la solemnidad de los documentales impactándolo con humor negro corrosivo, musicales multilectura y un desparpajo que siempre desborda lo políticamente correcto e histeriza al espectador menos avezado.
