Veinte Petirrojos de Cristal para flauta y orquesta: entre rito espiritual y música de concierto


Con Alejandro Escuer y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México
A un año del impacto y tragedia de Ayotzinapa este 26 de septiembre, se presenta el estreno mundial de una obra In memorian que evidencia el hecho de que no sólo en México suceden acontecimientos tan inverosímiles como intolerables. El 14 de diciembre de 2012 un joven de 20 años fuertemente armado irrumpió en la escuela primaria Sandy Hook y comenzó a disparar a los niños en sus salones de clase y a aquellos maestros que trataban de protegerlos. En este acto de terrible violencia murieron seis adultos y veinte niños de entre 6 y 7 años de edad. La tragedia en Sandy Hook es considerada como una de las peores masacres en Estados Unidos, solo después de aquella sucedida en Virginia Tech, en 2007. Este suceso conmovió intensamente al compositor mexicano Mauricio Beltrán y lo llevó a componer la obraVeinte Petirrojos de Cristal, que estrenará el 26 y 27 de septiembre en la Sala Silvestre Revueltas de la Ollin Yoliztli.

El concierto está escrito para flauta solista y orquesta sinfónica con dotación tradicional de maderas, metales, timbales y cuerdas; además de arpa y cuatro percusionistas. El público estará invitado a sumarse durante una sección de la obra a la ejecución de 20 campanadas rituales. Mauricio Beltrán ha imaginado petirrojos de cristal como una alegoría a la belleza y fragilidad de los veinte niños que honra con su música.

Escribió este concierto para flauta y orquesta especialmente para Alejandro Escuer, con quien realizó estudios de posgrado en Nueva York. Durante el proceso creativo de Petirrojos, ambos mantuvieron un constante intercambio de ideas y discutieron distintos pasajes y secciones de la pieza, de manera que la obra final es el resultado de una muy enriquecedora colaboración entre creador e intérprete.

En Veinte Petirrojos de Cristal el flautista solista es el guía principal de una especie de rito espiritual, mismo que se encuentra inspirado tangencialmente por la filosofía budista tibetana. El solista introduce la pieza cantando el mantra de seis sílabas O mani padme hum. Los tibetanos consideran que este mantra invoca la compasión como vehículo para eliminar las causas del sufrimiento. A continuación todos los integrantes de la orquesta se unen en grupos para recitar dos estrofas de El Libro de los Muertos o Bardo Thodol, que es utilizado para guiar a los muertos durante el estado transitorio (bardo) entre la muerte y la próxima reencarnación.

En esta obra de Mauricio Beltrán el camino de transición existencial de cada uno de los niños es simbolizado por medio de una campanada. En la sección inicial las campanas se escuchan en forma instrumentada, con toda la orquesta. Más adelante, durante la sección principal, cada niño es honrado y “guiado” individualmente por medio de un interludio a cargo de la flauta solista e instrumentos solos de cada familia orquestal, mientras su fotografía es proyectada en una gran pantalla al fondo del teatro. El inicio de los interludios es señalado con un golpe de pequeñas campanas o crótalos tocados por dos percusionistas, por el flautista solista y por el público asistente que desee participar activamente en elconcierto-ceremonia.

El sentido musical de Veinte Petirrojos de Cristal flota entre dos ámbitos distintos: el del rito espiritual y el de la música de concierto. La simbiosis comenzó a darse de una manera natural durante el proceso de composición. En cuanto a la técnica y estilo de composición, el lenguaje musical se nutre de las técnicas y procesos necesarios para expresar atmósferas, sentimientos y emociones determinadas, planeadas dentro de la narrativa musical.

Con Veinte Petirrojos de Cristal Mauricio Beltrán persigue ese momento mágico, “en el que todos nosotros –músicos y público– rindamos nuestras emociones y nuestra sensibilidad a los veinte petirrojos de cristal y ayudemos a comprender que con cada niño o niña que sufre a causa de la misma humanidad, ésta pierde algo de su razón de ser”.

Veinte Petirrojos de Cristal se estrenará el 26 y 27 de septiembre en la Sala Silvestre Revueltas de la Sala Ollin Yoliztli. Con el flautista mexicano Alejandro Escuer y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, bajo la dirección de José Areán.

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